Hace un par de fines de semana mi marido y yo hicimos realidad uno de nuestros sueños: montar en globo. Los viajes en globo tienen cierto aire de romanticismo, y lo cierto es que este tipo de medio de transporte hace tiempo que se dejó de utilizar para ir de un lugar a otro y se ha mantenido como recreo. Y eso fue lo que hicimos: pasarlo genial.
Contactamos con José Miguel de Extremaduraenglobo.com y concertamos un viaje con ellos. Según nos explicó, los vuelos se hacen al amanecer, y dependiendo de la época del año eso implica madrugar más o menos. Nosotros tuvimos suerte, y como lo hemos hecho al final del invierno, el amanecer en Extremadura es en torno a las 8:00 de la mañana, ¡así que nos libramos de hacer un horario de panadero!
Una vez calentado el aire, la cesta se puso de pie y empezamos a embarcar todos lo que íbamos a volar ese día. La verdad es que en el imaginario colectivo tenemos una cesta más o menos pequeña y de forma cuadrangular en nuestras cabezas, pero la cesta que llevamos nosotros es una maravilla. Muy cómoda para viajar, nos montamos en ella unas 10 personas y accedimos a ella a través de una puerta que facilita mucho el acceso para personas mayores o que les cueste subir la pierna para acceder. Después de tener el permiso para elevarnos (el globo no deja se ser un aparato volador y tiene incluso matrícula como un avión) José Miguel empezó a calentar más el aire y… ¡ale hop! Al cielo con nosotros. Lo cierto es que pensábamos que tendríamos vértigo al subir y que pasaríamos frío arriba. Pues ninguna de las dos cosas. Como decía antes, el globo se llenó con el viento en una dirección, pero una vez que subimos, nos quedamos en un estrato en el que el viento iba en la dirección contraria y además más cálido. Es pura física, pero no deja de ser curioso que allí arriba tuviéramos que quitarnos hasta el abrigo. En cuanto al vértigo, volar en globo no da miedo en absoluto, aunque viéramos alejarnos del suelo, la sensación es muy suave y placentera. De verdad, que no hay que temer por eso.
Ver Mérida desde arriba es una maravilla. El Guadiana reflejando como un espejo los puentes, el acueducto de Los Milagros, el Teatro y el Anfiteatro romanos, la Alcazaba o el Circo romano vistos desde arriba es un espectáculo. Mirad alguna de las fotos que pudimos hacer desde allí arriba.
Al margen de los monumentos, el campo en esta época (a pesar de que no ha llovido nada este año) está con un verde precioso, perecía que estuviéramos sobrevolando un escritorio de Windows. Lo cierto es que ver los llanos de Cáceres o el embalse de Alqueva (Extremaduraenglobo.com también ofrece esos trayectos) deben ser otro espectáculo.
Tras una hora aproximadamente de trayecto, comenzamos el descenso. José Miguel encontró un campo sin cosechar en el que poder aterrizar y hacia él que fue. Durante todo este tiempo, el equipo en tierra nos estaba siguiendo para ir a buscarnos allá donde fuéramos a aterrizar.
Cuando llegó el momento, nos pusimos en posición para aterrizar tal y como nos habían enseñado previamente y… ¡aterrizamos! Una experiencia divertidísima, la verdad. Después del vuelo, nos ofrecieron un desayuno en mitad del campo y, adivinad. Nos tuvimos que volver a poner los abrigos en tierra. Hacía más frío de nuevo abajo que arriba.
Una experiencia maravillosa que esperamos poder repetir alguna vez por otro sitio, aunque los expertos dicen que todos los viajes en globo son distintos, aunque sean el mismo trayecto, ya que todo cambia dependiendo de la época del año que elijamos para volar. Aprovecho la ocasión para recordaros que volar en globo es una de las experiencias que os ofrecemos en nuestro catálogo y estoy segura de que no olvidareis.
Muchas gracias a José Miguel y a todo el equipo de Extremaduraenglobo.com.